He visto mi final muchas veces. La tela de los sueños me lo anticipa. Siempre tengo un batiscafo puesto, sumergido en un mar rojo. Ángeles o calamares o jarjachas me ayudan a salir a la superficie. Justo cuando logro sacarme el tubo dentro de la garganta, grito mi liberación. Luego pasan los años, veo a mi hijo crecer en sabiduría, altura y gracia; a mis sobrinos llenar de risas la casa. Pasa el otoño y llega el invierno; los míos se van y permanezco detenido en la felicidad. Sobreviene por fin la muerte, siempre plácida, entre sueños.
Puede que no haya despertado, puede que siga allí, sumergido en el mar, suspendido. No importa, la realidad a veces es otro sueño, algo más largo, quizá.
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Por: Sarko Medina Hinojosa
Imagen: Raoul Hausmann, Collage, 1921
