Poesía: A los 42

A los 42 el cabello no obedece
y las canas no piden permiso
el cuerpo no quiere pero las ganas pueden
la ropa es de década en uso
los amigos se vuelven imprescindibles
la muerte te golpea más duro
los recuerdos son de acuarela
los «hubieran» pesan más
las alegrías son sinceras
el café es sangre y circula a borbotones
hay un ojo que se entrecierra suspicaz
una pierna empieza a curvarse
aún puedes desbarrancar a algún faltoso
pero ya estás en la edad de saber que no servirá de nada
sabes porqué opinas como opinas
pero te da flojera explicarle tu vida a los demás
escribes en la mente historias que en la tarde olvidas
la memoria te hace bromas
y te recuerda cosas que prefieres olvidar
y te devuelve lloros que aguantaste 20 años en soltar
estás en la mejor época
pero sabes que llega el atardecer
lo que digas definirá lo que se viene
y ya no hay décimas oportunidades
a los 42 sabes tan poco como a los 8
pero lo que sabes por lo menos te es útil
para esquivar una bala
sobrevivir si la cosa empeora
a limpiarte la vida y el cuerpo
con hojas del campo
a hacer fuego para quemar al mundo si es necesario
y cantas y bailas y ríes y amas y abrazas como si ya no hubiera mañana
y duermes y consumes como loco todo el arte y opinas y comes y vuelves a ver la misma película porque quieres y escuchas la misma canción seis meses sin vergüenza
como si nadie te reconocerá en el epitafio adelantado, que escribes, mientras esa barba, revoltosa, nunca por nunca, obedeció al régimen de tu cara

Por: Sarko Medina Hinojosa

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