
En días pasados la gente que traía ayuda eran bastantes, ahora que ya pasó algo de tiempo no vienen más. Muchos lo han perdido todo, otros no tanto. Entre todos recogemos leña, prendemos el fogón y se cocina en comunidad. Eso nos ha hecho más fuertes.
Pero me siento algo sola. Creo que papá también. Desde que mamá se fue al Cielo solo estamos los dos. A veces corro en el campo cerca del río y grito su nombre, a veces me imagino que el ruido del río es su voz que me contesta. Yo estaba triste cuando ella se fue, pero ahora siento que me cuida mucho, porque de otra manera no puedo entender cómo nos salvamos la noche del temblor. Mi papá está llegando del trabajo.»
—Hijita, ¿te has portado bien?
—Si papito, he ayudado en el almuerzo, hice mis tareas del colegio y ahora ya limpie nuestra carpa.
—Ya no será necesario que sigas haciendo eso hijita ¡Vamos a tener nuestra casa ya lista para regresar mañana!
—¡Que alegría papito!
—Y eso no es todo, sé que te sientes solita a veces, por eso te traje este regalo.
«Mi papá saca de entre su poncho una masa de pelitos que me empieza a ladrar ¡Es un cachorro!
Al otro día, los tres juntos, regresamos a nuestra casa, a seguir con nuestra gran aventura por esta vida.»
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El año pasado el 14 de agosto en Caylloma se vivió las consecuencias de un fuerte temblor con dos muertos y muchos damnificados. Muchos aún esperan que se termine la reconstrucción de sus casas. Foto de como quedo la Iglesia del pueblo de Ichupampa